
Esta peana, de estilo neobarroco, tallada en madera y sobre dorada con pan de oro, es obra del escultor ayamontino Antonio León Ortega, de 1968. En ella reposa la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, patrona de la aldea de El Judío, en el término municipal de Gibraleón, (Huelva).
La restauración se dividió en diferentes fases. La primera fue la de desinsectación, ya que pudieron observarse tres ataques de insecto xilófago de forma aislada, para ello se inyectó mediante jeringuilla producto antixilófago.
La peana presentaba gran acumulación de polvo y suciedad en el exterior, pero sobre todo era la zona interior la más afectada. Se procedió a una limpieza mecánica en el interior, mientras que en el exterior se realizó una primera limpieza mecánica mediante el uso de brochas, a continuación se procedió a la retirada de los múltiples depósitos de cera, y por último se llevó a cabo una limpieza química, previas catas de limpieza con diferentes tipos de mezclas de disolventes. Los excrementos de aves e insectos fueron retirados mecánicamente con bisturí.
Posteriormente se procedió a la fase más delicada, el asentamiento y la consolidación del pan de oro al estrato de la madera, mediante el uso de una espátula térmica. En la mayor parte de la superficie, la peana presentaba riesgo de desprendimiento, y en muchas otras presentaba la pérdida del pan de oro y el estuco.
La peana tiene en cada una de sus cuatro esquinas un elemento decorativo con rocallas que van al aire. Dos de ellas se habían roto y se habían intentado unir mediante el uso de colas y siliconas. Se procedió a la limpieza de los restos de cola mediante el uso de disolventes y una vez libre de colas se unieron ambas partes.
La peana presentaba además multitud de grietas y fisuras, siendo las más importantes aquellas que correspondían con la unión de los ensambles, todas ellas fueron resanadas y tapadas con pasta de madera.
La base de la peana se encontraba en un deplorable estado de conservación. Se procedió a la eliminación de las capas de la preparación en aquellas zonas que estuvieran más afectadas por la humedad y se resanó la madera. Después de limpiar toda la base se injertó pasta de madera en cada uno de los agujeros que habían sido realizados con taladro, y en cada una de las cuatro zonas que habían sido afectadas por la humedad.
Se estucaron todas las zonas que presentaban pérdida de preparación con estuco a base de cola animal. Posteriormente se procedió a la reintegración pictórica. Las zonas de color se reintegraron con pintura al agua y el dorado con pigmento de oro.
Por último se barnizó tanto la base como la parte inferior de la peana, así como aquellas zonas de oro que habían sido reintegradas.