La imagen de este peculiar crucificado fue tallada por el insigne escultor ayamontino Antonio León Ortega en 1978, para la aldea de El Judío, en el término municipal de Gibraleón (Huelva).
Como obra de León Ortega de Huelva, está inscrita en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz de manera colectiva como BIC (bien de interés cultural).
Esta imagen tallada en madera de ciprés presentaba bastante suciedad en general, debido a la acumulación del polvo, así como multitud de depósitos de excrementos de pequeños insectos.
La restauración ha consistido en la eliminación de la suciedad mediante métodos mecánicos y químicos.
El letrero del INRI presentaba falta de policromía así como la falta de uno de los clavos por los cuales se unía a la cruz. Se han reintegrado aquellas zonas que presentaban falta de color y se ha añadido un nuevo clavo de acero al letrero.
Por último se le ha dado una capa de barniz a toda la superficie de la imagen y de la cruz, a fin de igualar el color de la madera y protegerla.