Virgen del Rosario (ermita del Rosario del Castaño del Robledo)

Esta Virgen pertenece a la ermita del Rosario del Castaño del Robledo (Huelva). Parece datable del primer tercio del siglo XX, de autor anónimo.

Se trata de una imagen tallada en madera,  policromada y estofada.

En el proceso de la restauración se acometieron en los siguientes trabajos.

La primera fase de restauración que se llevó a cabo fue la fijación de la policromía a la capa de preparación mediante el uso de espátula térmica y coletta rebajada, previa humectación de la zona. 

Se realizó la eliminación de la capa superficial de la repolicromía mediante método mecánico a punta de bisturí, a fin de sacar a la luz la policromía original que, a pesar de no tener gran calidad artística es mejor que la nueva policromía, teniendo además el valor añadido de que es la original.

Tras la eliminación de los repintes se procedió a la limpieza de la policromía original mediante método químico, para ello se efectuaron diversas catas de limpieza con diferentes tipos de mezclas de disolventes hasta dar con la idónea.

Las grietas visibles fueron analizadas en profundidad y selladas con la técnica del chirlateado con madera de balsa en las grietas más grandes, a partir de 1 mm. Las de tamaño inferior a esa medida se sellaron con pasta de madera Araldit.

Se realizó una anastilosis a todos los dedos faltantes, tanto de la Virgen como del Niño con pasta de madera, así como al zapato izquierdo de la Virgen.

Además, aquellas zonas que presentaban falta de soporte se rellenaron con pasta de madera.

Las manos izquierdas de ambas tallas fueron despegadas, eliminados los restos de cola y vuelto a unir mediante espigas y acetato de polivinilo y reforzando con pasta de madera Araldit. La misma operación se hizo con el dedo pulgar de la mano izquierda de la Virgen.

Una vez limpia la imagen y resanadas las grietas, se estucaron las mismas, así como algunas pequeñas fisuras, y zonas donde había perdido la preparación original con estuco a base de cola animal.

Enrasado con bisturí y lijas finas todo el estuco para que quedase al nivel de la policromía, se dio una capa de goma laca y se realizaron catas de color con pintura al agua hasta dar con una tonalidad que se asemejara lo más posible a cada zona donde había perdido el color original.

Una vez seca la reintegración pictórica al agua, se barnizó la imagen.

Para separar la talla de la peana se extrajeron los tres clavos metálicos que los unían y que estaban oxidando a la madera.

Se realizó una nueva peana de madera siguiendo el modelo de la anterior, y se unió a la talla mediante espigas de madera.

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