San Antonio Abad, patrón de Trigueros (Huelva)

La talla de San Antonio Abad ha sido tradicionalmente atribuida al escultor Alonso González Berruguete, sin embargo, tras haberla analizado la atribuimos a  Roque Balduque. Data del siglo XVI.

Se trata de una obra de talla completa en madera policromada y estofada.

La intervención se dividió en varias fases.

La primera fase de restauración fue el asentamiento y consolidación de la policromía, se asentó en prácticamente el 90% de su totalidad.

Se procedió a la desinsectación ya que la imagen  presentaba multitud de ataques de insectos xilófagos. La madera, tras el ataque de los insectos xilófagos, se encontraba muy debilitada, es por ello por lo que se procedió a su consolidación mediante la inyección de consolidante, para fortalecerla y darle mayor consistencia.

Los agujeros producidos por los insectos xilófagos se cerraron mediante la inyección de resina.

Se procedió a la retirada de los depósitos de cera mediante luz infrarroja, bisturí y disolventes.

Posteriormente se llevó a cabo la limpieza, primeramente una mecánica mediante el uso de una brocha limpia y seca para retirar el polvo superficial y posteriormente una limpieza mediante método químico.

Del mismo modo la limpieza consistió en eliminación de la repolicromía sintética dada en las manos, en los pies y en el cerdo y en la eliminación de los barnices oxidados, especialmente visible en el rostro del Santo. También se retiraron en esta fase los múltiples repintes que la imagen presentaba en los estofados.

Tras la realización de una serie de radiografías a la imagen se estudió y analizó la ubicación de los clavos internos y la posibilidad de extraerlos o no. Fueron extraídos un total de 6 clavos de diversos tamaños. Del mismo modo se eliminaron la cabeza de hasta 11 clavos de forja que asomaban, especialmente en la trasera de la imagen.

Las grietas que presentaba la imagen además de los agujeros producidos para la extracción de los clavos se taparon con pasta de madera.

Se estucaron las grietas, así como algunas pequeñas fisuras, y zonas donde había perdido la preparación original.

Se reintegraron las zonas estucadas. Una vez seca la reintegración se barnizó la imagen. Seco el barniz, se procedió a la entonación de los colores.